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intelconversos

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Nota: En la categoría Macintel se puede encontrar lo publicado en esta bitácora en relación con los rumores y el anuncio de la WWDC.

Los rumores del viernes pasado ya eran demasiado fuertes como para ignorarlos, y aun así, escribimos diferentes artículos sobre el tema, en los cuales abordábamos el asunto con incredulidad, porque no parecía haber habido anuncio ninguno.

Cuando al final se supo cuál fue el contenido concreto de la keynote de Steve Jobs en la WWDC, muchísima gente tuvo reacciones casi histéricas, en las que veía este anuncio como el fin de Apple, o al menos del Macintosh, y desde luego el fin de sus máquinas.

Es cierto que la inmensa mayoría de las webs que tienen algo que ver con los Macintosh se daba poca credibilidad al rumor, especialmente debido a dos problemas que en ese momento se consideraban insuperables:

  1. Para que la transición se produjera sin problemas, era necesario que Mac OS X sobre Intel corriese con la misma calidad que Mac OS X sobre PowerPC. Se sabía que existía Darwin para x86, y se podía intuir que existiera una o varias versiones de Mac OS X para x86, pero no se sabía que sistemáticamente Apple compilase Mac OS X para ambas plataformas, y tampoco se sabía que internamente Apple trabaja en multiplataforma.
  2. Del mismo modo, para que dicha transición se produjera suavemente, los desarrolladores tenían que tener bastante tiempo por delante, pero eso significaría, debido al efecto Osborno, una fuerte pérdida de ingresos. El efecto Osborne tienen hoy en día poca razón de ser, debido al enorme número de proveedores y de innovaciones anuales en la informática, pero es un hecho psicológico. Lo que no imaginábamos es que Apple tuviese el coraje de afrontar uno o dos años (de cuatro a ocho trimestres) con ventas deficientes de Macintosh.
  3. Por último, para que los Macintosh con x86 -Macintelsh, ó Macintel- fuesen atractivos, aparte de tener una gran potencia -eso puede ser realidad gracias a los procesadores de doble núcleo, y las optimizaciones de consumo-, deberían poder ejecutar aplicaciones PowerPC. Pero hasta la fecha, ningún emulador de PowerPC sobre x86 había dado la talla en rendimiento. Teníamos noticias de la existencia de Quick Transit, de Transitive Corporation, pero no sabíamos que Mac OS X sobre Intel ya incorporaba esa tecnología, ni que la combinación de emulación parcial más sistema operativo completamente nativo Intel pudiese dar ese rendimiento.

Resueltos esos tres inconvenientes principales, está claro que no hay razones objetivas para pensar que un Macintosh con un futuro procesador x86 dentro no pueda tener un rendimiento superior al de las máquinas PowerPC actuales. Claro, es posible que más allá de 2007 IBM saque procesadores de sobremesa muy potentes, y que en los benchmarks puedan ser más rápidos que los de Intel, pero en realidad la superioridad de máquinas PowerPC sobre máquinas Intel ha ido cambiando de un lado a otro. Y el hecho de que IBM ya no venda en el mercado de sobremesa les da poco aliciente para seguir mejorando un chip que ya no les genera un nivel de ventas suficiente. Cosa diferente es la arquitectura POWER, que siempre ha ido tecnológicamente por delante de los PowerPC, aunque no en rendimiento, debido a los requisitos adicionales de fiabilidad extrema de los sistemas POWER.

Por los comentarios en esta bitácora y en otras, quienes pueden estar menos satisfechos con el cambio de Apple a x86 son aquellos que necesitan sistemas de computación de alto rendimiento, no importa el consumo del dispositivo. Clientes como Virginia Tech, Genentech, o la propia NASA necesitan una arquitectura de alto rendimiento, y la buena noticia para ellos es que los sistemas de alto rendimiento -Power Macintosh G5, XServe G5- seguirán estando disponibles al menos hasta Junio de 2007. Y está claro que el supercomputador de Virginia Tech no va a dejar de ser igual de rápido en Junio de 2006. ¿Perderá Apple el mercado de supercomputación que había comenzado a crear? Aún es pronto para decirlo, a principios de 2007 podremos hacernos una idea mucho mejor.

Ahora, la pregunta que se hacen muchos usuarios es: ¿Si es tan razonable el cambio a x86, por qué no lo defendisteis? Pues porque con la información de que disponíamos, parecía muy improbable.

Consecuencia de la respuesta anterior: Y ahora, ¿por qué lo defendeis? No es tanto que defendamos el cambio, sino que lo comprendemos, y creo que conviene dar una perspectiva tranquila de este cambio. Como cambio importante que es, se van a producir problemas, pero no hay que hacer gigantes de molinos de viento (no, la x de x86 no es un aspa ;-) ), y creo que conviene poner un poco de tranquilidad.

Creo que también se produce un cierto efecto de zozobra porque puedan entrar muchos más usuarios Macintosh de aquí en adelante, y se le pide a la gente un certificado de Maquero viejo, y el cambio a Intel, que es perfectamente comprendido y no ha causado ni el más mínimo comentario entre quienes usan el Mac como herramienta, causa el máximo horror ante aquellos que parecen pensar que el software de sus máquinas va a desaparecer de la noche a la mañana.

Un ejemplo cercano

Para ver cómo la tranquilidad debe acompañarnos en esta transición, podemos tomar como ejemplo a palmOne -antigua Palm-, que pasó toda su gama de utilizar procesadores DragonBall -microcontroladores de Motorola basados en arquitectura 68000- a utilizar procesadores ARM -fabricados por Motorola, Texas Instruments o Intel, entre otros-.

La primera máquina con ARM fue la Tungsten T, con un procesador OMAP bi-núcleo -microcontrolador más procesador digital de señal- de Texas Instruments, y a 110MHz le daba sopa con hondas a los DragonBall a 66MHz… no sólo con aplicaciones nativas, sino también en emulación, y con un consumo comparable al de las antiguas máquinas a color de Palm -Palm m505-. El cambio era similar, porque implicaba pasar también de la ordenación “natural” típica de Motorola y Sun, por ejemplo, a la “inversa” de Intel y compañía, y aún así, con la ayuda de los desarrolladores, se pasó perfectamente esa etapa.

Los problemas de Palm ahora tienen que ver más con sus problemas a la hora de entregar máquinas, el retraso a la hora de presentar el Palm OS 6, no añadir sistemas de conexión a redes Windows, y fundamentalmente no disponer de equipos con WiFi y Bluetooth simultáneamente, así que no se pueden atribuir al hecho de haber cambio de microprocesador.

De hecho, si algo hay que alabar de Steve Jobs es haber colocado a Apple en el nivel de rentabilidad necesario para afrontar este cambio ahora, en lugar de hacerlo cuando lo hicieron SGI, Compaq, o la propia Palm: cuando tenían el agua al cuello.


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